Desde que llegamos a este mundo, llegamos con el impulso de conectarnos, de refugiarnos en otros brazos. Si algo nos queda claro gracias a Ariel Giarretto es, que la terapia ha de estar orientada a que las personas puedan conectarse con su yo más auténtico, que puedan separarlo de capas y capas de activación acumulada durante años.
Aprendimos la importancia de las pequeñas experiencias y conexiones cotidianas con nuestro yo encarnado, con nuestra voz, que tantos perpetradores nos robaron, con la capacidad de sentir nuestros cuerpos como contenedor de emociones, con la capacidad de dejarnos guiar por él hacia la seguridad, con la capacidad de sentir placer sin la interferencia de tantos acoplamientos, tantas emociones que otros nos dijeron que debíamos sentir, solo disfrutando del placer, de la presencia.
Aprendimos que, aunque todos venimos con una historia de trauma sexual desde nuestra concepcion, un presente en conexión, en seguridad, es posible.