Podríamos repetirnos esta frase varias veces cada día… “Mereces amor sólo por existir”.
¿Qué sientes en tu cuerpo cuando dejas que esta frase resuene dentro de ti? ¿Aparece alguna sensación que puedes identificar? ¿Es agradable o desagradable? ¿Puedes estar un poquito en esa sensación?
Hay expresiones que mueven nuestro sistema nervioso y nos conectan con nuestra memoria corporal. Muchas veces sentimos que una afirmación “positiva” nos incomoda, nos revuelve y nos activa sin que podamos identificar porqué.
Nos podemos repetir que “mereces amor sólo por existir”, pero ¿cómo podemos permitirnos sentirlo? Si no puedes sentirlo está bien, porque no es fácil, de hecho, a veces sólo podemos darnos ese permiso después mucho tiempo de proceso terapéutico.
Para poder sentir el amor y el cuidado que merecemos, necesitamos crear expansión y espacio en nuestro cuerpo. Esto implica trabajar en la regulación de nuestro sistema nervioso y nuestras emociones, lo que puede resultarnos difícil, ya que nuestra historia es compleja y ha dejado su impronta en nuestro cuerpo de formas sutiles y difíciles de identificar.
Es importante recordar que sólo podemos regularnos en presencia de otro sistema regulado. Necesitamos reparar nuestra historia e ir encontrando nuestros propios recursos de seguridad, desde los que poder empezar a sentir ese amor que merecemos, en pequeñas dosis, para poder dar espacio a esa sensación sin que nos abrume o desborde.
Si no puedes sentir ese amor, si te cuesta permitir que otras personas te traten con cariño, sicuando comienzas a sentir calma algo se activa en ti y te resulta imposible relajarte del todo, siestás más cómodo en la actividad y con ese puntito de estrés que te mantiene funcional… quizáspuedas vislumbrar que tu cuerpo lleva tanto tiempo en ese estado de alerta que le resulta máscómodo estar ahí que en el verdadero bienestar.