La maternidad es aprender a despedirse,
despedirse de una parte de nosotras,
de la seguridad de saber quién somos,
del peso sobre nuestro útero,
y del fuego cuando es atravesado.
La maternidad es aprender a despedirse,
del primer olor de tu bebé,
de sus ojos buscando contacto,
de las noches cogiendo su mano por los monstruos del armario,
del abrazo a la salida del cole,
de escuchar “mamá” en todos los minutos del día.
La maternidad es aprender a despedirse,
a veces nada más enconcontrarse,
cuando nacer y morir es un mismo instante.
La maternidad es aprender despedirse,
de aquel lugar conocido.
La maternidad es, también, encontrarte de nuevo
y descubrir quién eres
atravesando tu luz y tu sombra.